domingo, 18 de marzo de 2012
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Normalmente me sucede que pienso en algo, lo analizo, y que esa idea da lugar a otras ideas y termino en alguna conclusión que nada tiene que ver con el tema que dio inicio a mis reflexiones. Hace unos minutos, esta fue mi lluvia de divagues:
Si es que alguna vez me estabilizo, quiero irme a vivir lejos de la ciudad, en un lugar más tranquilo... Me jodería muchísimo, si soy una persona urbana, malcriada, acostumbrada a esto, pero creo que me adaptaría. Pero este caos en que se está convirtiendo la capital es insoportable, y realmente no me interesa ser parte de él. Quiero trasladar toda mi vida, así no dependo de viajar al centro, no dependo del transporte público, no dependo de los combustibles fósiles, no dependo del desastre. Sería lindo vivir con un patio con árboles y poder ir caminando o en bicicleta a donde necesite. Podría considerar mudarme al campo.
Aunque aquí salta otra cuestión: la vida rural en el país está desapareciendo. Ciudades del interior que hace cinco años eran conocidas por ser "campaña" y quedar "en la loma del orto" ahora tienen rutas de acceso en buen estado, un centro donde el movimiento comercial está creciendo locamente, vida urbana. Ese un fenómeno interesantísimo de investigación. En mi misma zona (Mariano) puedo dar fe de esta radical transición: hace dieciséis años, esto era considerado campo, una ciudad ganadera de vida semirrural. En todo este tiempo, la ruta principal se ensanchó, se abrieron numerosos locales comerciales, se empezó a mudar más gente, los terrenos aumentaron de valor. Ahora es una ciudad, nuestra vida es completamente urbana y desplazamos a la zona de, por ejemplo, San Lorenzo como principal punto de acceso por tierra a la capital (de Bolivia, de Argentina, del Chaco, de Concepción, de Santaní, de todas partes, ahora ingresan a Asunción por acá, y no por allá).
Me arrepiento enormemente de no haber tomado fotos de todo este proceso, o documentarlo de alguna otra manera, pero también debo admitir que todo sucedió sin que me diera cuenta. Igualmente, no es tan tarde: puedo comenzar ahora, porque sinceramente todavía veo que la zona tiene todavía mucho jugo por exprimir, y que no lo van a desaprovechar. Una lástima que el "crecimiento" sea tan desordenado y que el resultado final no vaya a quedar muy prolijo que digamos, pero está claro que todo lo hecho y todo lo que se hará es irreversible.
Será cuestión de conseguir un poco de tiempo y consultar con los propietarios de los negocios, ver si me pueden prestar fotos de las fachadas de sus tiendas, hablar con gente, cosas así... para ir armando esta historia que ocurrió sin que nos percatáramos de ella.
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