sábado, 31 de octubre de 2009

Las parejas... We're so over that!

La expresión inglesa "We're so over that!" quiere decir, literalmente, "¡Estamos tan por encima de eso!" y pretende expresar que quien la pronuncia superó una idea o suceso y ya no le da importancia.

¿Por qué estamos tan por encima de las parejas? No es que me incluya en el "estamos", pero este maravilloso siglo parece apuntar a una nueva visión de las relaciones interpersonales.

Me refiero a las 'parejas de tres'. Es decir, los tríos. Aclaro, para empezar, a qué me refiero con un trío:

-no se trata del clásico ménage-a-trois o threesome en donde los integrantes se deleitan mutuamente en un acto meramente sexual.
-tampoco me refiero al conocido triángulo amoroso, en donde una persona engaña a otras dos y nadie recibe beneficio alguno.

Lo que pretendo mencionar es una relación 'amorosa' entre tres personas, en que las tres son conscientes de lo que acontece y las tres, digamos, salen beneficiadas. En resumen, se trata de un noviazgo conformado por tres personas.

Claro, no pienso insultar a nuestros antepasados diciendo que estos noviazgos de tres son cosa del joven siglo XXI, sería una insolencia infantil el subestimar la creatividad humana de los siglos anteriores: por supuesto que este tipo de relación ya existía.

Eso sí, este tipo de relación pisotea una infinidad de dogmas de muchas sociedades, lo que siempre dificultó su libre ejercicio. Y a esto iba: el siglo XXI no es el que dio a luz a los tríos, pero creo que será la morada en la que sentarán cabeza.

Personalmente creo que es buena la inclusión de esta forma de relación interpersonal dentro de las ya conocidas. Creo que la mente de esta época está preparada para ella. La diversidad es una constante en estos tiempos, y debería no solo ser respetada, sino estimulada.

Lectores y lectoras, me gustaría saber qué opinan acerca de los tríos.

Canción recomendada: My girlfriend's girlfriend, de Type 0 Negative

lunes, 12 de octubre de 2009

El lema del año 2009

Este año, pese a las grandes satisfacciones que me trajo, también me causó, y me seguirá causando, un extremo cansancio.

Apenas con tiempo para respirar, intento ser el plan de mujer exitosa que siempre tuve para mí. Pero todos los proyectos, de repente, se escapan de mis manos. Me encuentro, sin tener idea de cómo sucedio tal cosa, con miles de tareas pendientes, infinitos trabajos por hacer. Al verme en semejante aprieto, busco la manera de trabajar bajo presión.

Un caso que me vino a la mente y sirve de ejemplo ideal para lo que intento decir es el siguiente:

Viernes: "en una semana debo entregar un ensayo. Ah, pero estoy muy cansada, lo preparo mañana en un segundo."
Sábado: "¡lindo sábado! Ah, cierto, mi ensayo. Todavía me queda el domingo, lo voy a hacer mañana, total me va a tomar un minuto."
Domingo: "acabo de despertar y ya es hora de volver a dormir. ¡Ay, mi ensayo! Bueno, pero es para el viernes, lo voy a preparar en el transcurso de la semana."
Jueves a la noche: "mañana entrego mi ensayo y todavía no lo preparé. Pero estoy cansada, me levanto temprano mañana y lo termino en un ratito."
Viernes a la madrugada: "tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac" (teclado de computadora)
Imprimí el ensayo, lo guardé y me preparé para salir, muy apurada.

¿Se entendió lo que quise decir? Al parecer, no. Me explico: imagino que conocen la frase "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". Bueno, yo tengo una adicción a desobedecer esa frase. Hago todo en el último momento posible bajo la más grandiosa presión. Este peligroso modo de vida ha estado dando resultados para mí, pero admito que es un vicio detestable. De todos modos, este año para mí se queda como está, con todo su caos y su estrés. Prometo -supongo que adquiere cierta 'seriedad' si lo publico en un blog (para que miles de desconocidos/as estén al tanto del cumplimiento de mi promesa)- que el próximo año empezaré a poner un poco de orden en mis acciones. REALMENTE NO CONOZCO EL ORDEN.

Y para no dejar que el título de esta entrada pase sin pena ni gloria, mi lema del año 2009 (aunque aún no haya terminado), definitivamente es "deja para mañana todo lo que puedes hacer hoy". Podrían intentarlo, para variar.

¿Yo los cumplo feliz?

Ya que celebré mi decimonoveno cumpleaños, quería comentar sobre ciertas cuitas y risas que provocan fechas como esta.

Los amigos se preparan para darte el "feliz cumpleaños" semanas antes. Infaltables los que llaman/escriben/visitan ese día a las 00.00, felices de ser los primeros.

Los no tan amigos se enteran, mediante chismes u otros medios, días antes... tiempo suficiente para que nazca en ellos una profunda amistad hacia la persona que pronto cumplirá años. Esta 'profunda y verdadera' amistad permite hacer las grandes preguntas: "¿Qué vamos a comer?", "¿Qué vamos a tomar?", ¿A dónde vamos a ir?" ...lo gracioso de esto es que estas preguntas usualmente obtienen respuestas.

Esas preguntas me dejaron reflexionando seriamente por un momento. ¿Vale la pena alimentar a alguien que apenas te conoce solamente porque es tu cumpleaños? Al menos este año, mi respuesta es no. Se supone que la fiesta es para quien cumple años. En ese caso, son los demás quienes deben encargarse de los gastos (solamente opino).

Al menos este año, el regalo viene de la persona que más me conoce: yo misma. Los meses de ahorro serán sabiamente despilfarrados en un plan perfecto. Sí, podría decirse que soy ególatra.

Es curioso el interés que nos producen las fechas.

Me permito introducir una sugerencia: escuchar 'Anniversary', de The Cure.

En fin, un año más, cuatro kilos más y aún no he construído nada.

Cuitas y risas del siglo XXI

Pese a haber nacido en la última década del siglo XX, me siento enteramente una hija del siglo XXI: un siglo lleno de posibilidades que no parecen tener límite (y eso que recién está comenzando). En este siglo florece la variedad, la hermosa variedad.
El XXI es también un siglo en el que, en el momento menos esperado, puede surgir una anécdota insólita, sea una cuita o sea una risa (en esta época nunca se sabe qué puede suceder).

Admito que desde hace meses miraba los blogs tanto con deseo como con miedo. Sentía deseo de tener uno, de utilizar este nuevo medio de expresión. Pero también sentía miedo de quedarme sin nada que decir o de estar exponiéndome demasiado. Decidí, finalmente, arriesgarme (en este siglo, debemos atrevernos a todo).

Intentaré demostrar que siempre hay algo que decir, aunque sea algo inútil, acerca de cualquier suceso, aunque sea un suceso para nada interesante.