jueves, 5 de julio de 2012

Nuevas expresiones escritas


Mi «preocupación» es la siguiente: cuando se escribe un texto de opinión levemente extenso, es difícil que sea leído. Sin embargo, cuando ese texto es compartido en compañía de una imagen, o inclusive cuando el mismo es una imagen propiamente dicha (por ejemplo, la foto de un graffiti o un fondo de color con letras llamativas encima), es más probable que sea leído y recompartido.

Esto me recuerda que, hace poco, hablaba de algo similar con un amigo que es artista visual. Yo le decía que normalmente detesto que los textos vayan acompañados de imágenes, especialmente cuando se trata de textos literarios. Digamos que, en textos más objetivos, como los científicos o periodísticos, es útil y a veces necesaria la presencia de imágenes. Pero en la literatura, la mayoría de las veces, me parece que otra persona está interfiriendo en mi interpretación del texto, lo cual me estorba muchísimo.

Él, sin embargo, me decía que precisaba de las imágenes para poder soportar la densidad de tantas palabras juntas y como ayuda para comprender el texto. Fue un interesante minidebate que creo que nos enseñó un poquito a ambos.

Es que, como escritora y lectora, me interesa el poder que pueda tener una obra, las meras palabras escritas, en la imaginación del quien la lea. Pero también, como amiga de las innovaciones, debo reconocer que probablemente las imágenes pueden ser una ayuda para llegar a más personas y que no hay que ceñirse tanto a una sola forma de expresión.

Si bien es cierto que el texto por sí solo es en extremo poderoso, es posible que vayan surgiendo nuevas maneras de potenciarlo en los tiempos que vengan.