sábado, 5 de mayo de 2012

De huéspedes del idioma

El Diccionario Panhispánico de Dudas, disponible en http://rae.es/rae.html, contiene la siguiente información acerca de la palabra «huésped»:

«El latín hospes, -itis, del que deriva esta voz, significaba en un principio ‘persona que da alojamiento a otra’, sentido al que se añadió después el de ‘persona que se aloja en casa de otra’. El castellano huésped heredó ambos sentidos y llegó a significar, incluso, ‘dueño de una posada o pensión.»

Es curioso cómo la palabra en su sentido original designa a la persona que efectúa la acción de dar hospedaje, pero, a fuerza del uso «incorrecto», terminó designando también - y más frecuentemente- a la persona receptora de esta acción. El fenómeno, sobre el cual, en este caso particular, reconozco que no he investigado a profundidad, me recordó a lo que sucede en Paraguay (y quizás también en alrededores) con el término prestar.

Sabemos que la acepción más común de prestar es, y cito esta vez al Diccionario de la Lengua Española, disponible también en el sitio de la Real Academia Española: «Entregar algo a alguien para que lo utilice durante algún tiempo y después lo restituya o devuelva».

Entonces, cuando decimos, por ejemplo «Yo presté un lápiz», es de esperar que se comprenda que «se lo di temporalmente a alguien». Sin embargo, en Paraguay, la connotación no es tan clara, pues la frase puede comprenderse también como «Alguien me prestó un lápiz».

Similar es el caso, pues de referirse a la persona que realiza la acción (esta vez con todo el sentido, ya que es un verbo), pasó con el uso a hablar de quien la recibe. Pero esta connotación que le dan algunas personas aquí, algo así como «recibir algo de alguien por un tiempo para después restituirlo o devolverlo» no aparece todavía entre las ocho acepciones de este diccionario: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=prestar.

Todavía no tenemos la «bendición» de la RAE, a pesar de que la mayoría del pueblo paraguayo utiliza a diario tanto la connotación original como la creada por nosotros. No considero inadmisible el uso que le es dado en mi país, porque, como demostré con huésped, el cambio de significado de un mismo significante es un proceso natural que sufren las lenguas vivas.

Todo esto me recuerda a unas anotaciones de un profesor que tuve el año pasado, Diego Florentín, en el cual menciona en una parte el término llavear, que acá venimos diciendo hace años (hasta me animo a decir décadas). Es una palabra que, personalmente, me parece perfectamente lógica y mucho más económica que decir «cerrar con llave». En el diccionario, esta palabra ya existe como vocablo «bendecido» y «correcto», pero con la dichosas abreviaturas «Arg. y Par.» (aclaro que, para términos regionales, las abreviaturas de los países van en orden alfabético y no en orden de quién usa más la palabra). Lo que quiero hacer notar es que fue necesario que el paraguayo salga del país y tenga contacto e intercambio con el argentino para que el término se propague y, como Argentina sí tiene voz y voto, termine apareciendo en el Diccionario. Nada más busquemos candadear, palabra que, al igual que llavear, se acuñó en estas tierras, con una lógica muy parecida. Veremos que, como el término no fue tan popular fuera de las fronteras, «no existe» en el diccionario, no es parte de nuestro idioma.

¿Y qué tienen de aberrantes ambos términos? Si han sido creados cientos de verbos a partir de sustantivos durante los siglos de vida que tiene nuestro idioma: manchar (de mancha), apuñalar, (de puñal), etc. La derivación, otro proceso totalmente natural en una lengua viva.

Que todavía nada de esto que pasa por acá sea tenido en cuenta por Su Majestad la RAE es una muestra de la falta de representación que tenemos los paraguayos en el mundo hispanohablante, lo cual hace pensar seriamente en dos cosas: ¿qué rayos hace nuestra Academia local? y ¿qué tanto control puede tener un órgano regente centralizado sobre una lengua con demasiado alcance, con demasiados matices, con demasiada vida, mientras que existen idiomas con expansión similar (como el inglés) que no poseen órgano regente alguno? Si bien vivimos en una nación políticamente independiente, es obvio que, lingüísticamente, seguimos colonizados.