domingo, 6 de febrero de 2011

Locos sueltos

Ayer estuve cumpliendo con unas, por decirlo, diligencias, en el casco antiguo de Asunción. Recuerdo haber visto a través de la ventanilla del bus un hombre que trotaba. Pero no era cualquier persona trotando, era uno de esos "corredores locos." Son unos contados casos de personas que sufren de algún tipo de trastorno mental que los conduce a ejercitarse. Recorren el mismo trayecto todos los días, haga frío o calor. Es lo único a lo que dedican sus vidas. Viven de la caridad de las personas que les dan comida y ropa, duermen en plazas o quién sabe dónde.

Unas horas después, vi a una mujer vestida como una excéntrica, con un pedazo de tela turquesa a modo de turbante, revisando los pocos tachos de basura en busca de comida. Terminamos cruzándonos en la panadería Michael Bock, donde le regalaron un par de masas dulces. Era también una mujer con algún trastorno mental que vagaba por la ciudad y vivía de la caridad de la gente.

Entonces, recordé a otra persona, un hombre vestido con trapos sucios y rotos, que vagaba por la zona exhibiendo sus genitales y, supongo, viviendo también de la caridad de la gente.

La gente simplemente ignora a estas personas. Hacen que sus hijos aparten la mirada, para que no vean lo que no cubren los harapos que estos "locos" visten. Algunos les dan comida, para que no mueran, y ropa en el invierno, por lástima. Pero la reacción es normalmente actuar como si no estuvieran allí. Y ya nadie se sorprende, es normal ver "locos sueltos."

Hablando con la gente, se concluye que estas personas se escapan del Hospital Neuropsiquiátrico, que es donde está internada esa gente cuyos trastornos mentales no les permiten integrarse con éxito en el estilo de vida de nuestra sociedad. Las instalaciones de ese lugar, según se dice, son precarias y su seguridad, inexistente.

Los internados fácilmente pueden salir de ahí y dirigirse a cualquier lado. Sinceramente, no escuché ningún caso de algún "loco suelto" que haya dañado a alguien, pero es algo que puede suceder. También puede pasar que una persona sin escrúpulos se aproveche y dañe a estos escapados.

Me imagino que muchas de estas personas tendrán algún núcleo familiar. Aun así, están desamparados. Conociendo la mentalidad retrógrada de gran parte de la población, no dudo que podrían pensar que la "locura" es alguna maldición demoníaca de la cual se tienen que deshacer, por lo que deciden simplemente abandonar al loco de la familia y olvidar que alguna vez fue su pariente.

Estas personas conforman un grupo invisible de la sociedad. Una vez admitidos en el "manicomio", nadie se hace cargo de controlar su situación. Una vez escapados del Neuropsiquiátrico, nadie los busca y mucho menos los devuelve. Ellos corren peligro viviendo así, y no se descarta la posibilidad de que puedan causar daños. Pero para el gobierno no importan, absolutamente nadie propone soluciones para este problema, incluso aunque no vayan a implementarlas. Su invisibilidad es tal que son tratados como si al adquirir su trastorno hubiesen perdido su dignidad humana.

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