domingo, 6 de julio de 2014

Feminismo y humor (I)

Convengamos que la mayoría de las formas de humor pueden resultar ofensivas en algún momento a cierto grupo de personas. Estas formas de humor, por lo general, siguen la norma implícita de "si yo hago una broma que se burla de un grupo social al que pertenezco, está bien". La mayoría de las comunidades discriminadas parecen guiarse por esta norma sin ofenderse. La ofensa llega solo cuando alguien de afuera hace el chiste.

Convengamos también que tenemos que saber reírnos de nosotros mismos. Y que a las personas feministas (en especial a las mujeres), esto nos cuesta bastante. Pero ¿por qué?

Todo esto viene a colación por lo que sigue. En el marco de la Copa del Mundo, en algún lugar de la red, me encontré con el siguiente chiste referente a la popularidad que ha tenido el futbolista argentino Ezequiel Lavezzi entre el público femenino (para gustos, colores. En fin.):




Percibo unos cuantos puntos de los cuales quiero hablar a partir de este chiste. 

Primero, y antes de echarle barro a todo esto, puedo decir que las mujeres podríamos empezar por no pagar con la misma moneda de ahora en adelante para fomentar una sociedad respetuosa de todos y todas.

Pero... ¿estamos pagando con la misma moneda realmente? Es un caso en que las mujeres expresan admiración (o baboseo, o guarrada también, si se quiere), y el mundo de cristal de muchos hombres se complica y se espanta cuando ve que hay mujeres que alzan su propia voz. Es para babosear, es cierto (es que los hombres jamás han usado su voz para babosear, ¡nunca!), pero se alza la voz para emitir una opinión que es de una y de nadie más.

Así como un adolescente que empieza a tener autonomía sobre su cuerpo abusa de ello al principio con un peinado alocado, tatuajes, vestimenta llamativa, etc.; puede que a las mujeres de voz incipiente se nos vaya un poco la mano con esta nueva voz sin darnos cuenta. Como cuando una amiga, en lugar de emitir una opinión favorable sobre un hombre atractivo, se sale un poco de control y se le escapa una guasada. Puede pasar. Mientras tanto, el hombre ha tenido voz propia por siglos, en los que no ha hecho el menor esfuerzo para controlar sus guasadas, sino que las sigue diciendo sin culpa.

Es aquí, en la guasada, donde no hay punto de comparación. La guasada es una falta de respeto, venga de quien venga y vaya a quien vaya, sin duda alguna. Pero hay una diferencia abismal entre este chiste y la cosificación que sufre el cuerpo de la mujer en realidad.

El hombre nace y es criado para pensar que tiene abiertas todas las oportunidades de éxito (académico, profesional, económico, etc.), y, si se lo compara con una mujer, definitivamente las tiene. Si una mujer lo encuentra atractivo, es solo un éxito más en su vida. Mientras tanto, la mujer crece pensando que el único éxito que puede conseguir en la vida es ser atractiva para los hombres.

El piropo de la mujer al hombre solo le da más poder a este, mientras que el piropo del hombre a la mujer es algo que ella supuestamente tiene que agradecer porque es el único objetivo en su vida. Nuestra cultura tiene esto bien metido en la cabeza, tanto que nos quiere hacer creer que es natural que el hombre nazca con poder y que la mujer nunca pueda ganárselo por sí misma, sino mediante el favor del hombre.


Por todo esto, me cuesta reírme de los chistes que se burlan del feminismo, en especial cuando son hechos por hombres que todavía ven al feminismo como una lucha que las mujeres hacemos solas, que todavía piensan que el privilegio que ellos tienen es algo que las mujeres tenemos que ganar y no algo que ellos deban ceder. Me molestan los chistes que se burlan del feminismo porque reducen a un chiste los abusos y la desigualdad que, de verdad, sin joda, estamos sufriendo las mujeres en todo el mundo.

Veo un chiste como "golpear a un princeso no te hace más mujer", y no puedo evitar pensar en las mujeres que de verdad están siendo golpeadas. Se resbalan por la raya del culo al mismo tiempo dos cosas: la violencia que ocurre contra las mujeres (porque a quién le importa que una mujer quede hecha polvo o muerta, era solo una mujer) y la violencia que ocurre contra los hombres (reforzando la idea de que los machos se tienen que aguantar todo y el que denuncia es un maricón).

Recordemos que minimizar así estos problemas sociales afecta a todas las personas. Y seré nomás la típica "feminista amargada", porque el machismo, lamentablemente, sigue amargando la vida de un montón de gente.

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