sábado, 8 de octubre de 2011

¡Maldito cine independiente!

Como muchos otros, crecí con la gran ayuda de la televisión en la tarea de mi crianza, y tuve la fortuna de que la misma sea de cable. Antes de que aparezcan los que culpan tanto a la televisión como a la computadora de volvernos más tontos, diré que en ambos universos se encuentra tanta basura como cosas provechosas: todo depende de qué busques.

Para los amantes del arte (y en especial, tal vez, para aquellos como yo, que no tienen talento más que para apreciar el arte), la televisión puede ser todavía un importante punto de referencia. En la amplia variedad de contenido que la televisión ofrece y que yo, con la debida paciencia decidí explorar, hallé particularmente útil la opción de ver películas por televisión. Claro que no siempre es la mejor manera (por la publicidad no deseada que se suele colar, los cortes en momentos inadecuados, el someterse al horario que el canal decida para que puedas ver lo que querés...), pero es para mí una de las maneras posibles de enriquecer -o, mejor dicho, hacer menos pobre- mi cultura cinematográfica.

Y, bueno, voy progresando lentamente. Veo películas que me recomiendan, películas que encuentro casualmente, películas para relajarme, películas para emocionarme, películas de aquí, películas de allá. Así, creo que le agarré el gusto a hacer pequeñas críticas mentales sobre las obras que veo, no siempre son valoraciones útiles, pero las elaboro prácticamente de manera automática, así que son lo que me salga en el instante.

Gracias a esta manía, me he puesto a pensar, también, en el efecto que las películas tienen en mí, y he descubierto algo muy raro. Espeluznante para mí: estoy muy acostumbrada a las tramas predecibles del cine más comercial.

Sí. En las películas taquilleras de grandes productoras, yo ya conozco el final desde el principio mismo. Hago deducciones sobre qué va a suceder, y ¡sucede! Con ver unos minutos al principio, es sencillo elaborar una pequeña hipótesis acerca de cómo será el final, y la observación del filme se convierte, más que en una observación en sí misma, en una simple espera para confirmar nuestra teoría inicial. Indefectiblemente, todo ocurre como yo me esperaba.

Por culpa de estos guiones tan fáciles de adivinar, sin darme cuenta yo fui armando una adaptación a las estructuras predecibles. Mi mente estaba predispuesta para intuir todo lo que habría de suceder, y la infaltable ejecución de mis deducciones fue fortaleciendo esta percepción que yo tenía, bastante imparcial e ingenua.

Pero todo cambió cuando empecé a dedicar más tiempo al cine independiente. Por supuesto, no por ser películas independientes, quiere decir que sean todas brillantes; así como las de grandes productoras no son necesariamente todas terribles. De todos modos, la producción independiente consiguió cambiar mi forma de ver al cine. ¿Y qué me hizo el cine independiente? Bueno, no fue de la manera más amable, pero me abrió más los ojos.

Con la manía de procurar intuir, yo me esperaba ciertas cosas de cada escena. Como cuando el adolescente gay, que aun no salía del closet, tenía sexo con su novio en su habitación y yo pensaba: «¡Ahora van a aparecer sus padres y le van a pillar!» O cuando la chica llega a su tierra natal tras haber buscado a su madre en el extranjero, y yo aseguraba: «¡Ahora se va a encontrar con ese señor, quien le va a contar que su madre murió!» O cuando el joven, hastiado por el temperamento insoportable de su madre, se encolerizaba, y yo podía apostar que: «¡La va a matar, es fija, la va a matar!»

...Pero nada de lo que yo suponía que habría de ocurrir realmente pasaba. Y, al llegar al final del filme (esos finales atípicos, abruptos), me quedaba perpleja. «¿Por qué terminó así? ¿Cómo es eso posible? ¡Maldito cine independiente!»

Claro, esta reacción tan violenta de mi parte no quiere decir precisamente que no haya disfrutado, solamente denota mi estupefacción.


Me acostumbré, no obstante, con rapidez a las secuencias inesperadas y aprendí a apreciarlas. Me di cuenta, tras esta experiencia, de que precisamente en lo nuevo, lo que no nos tiene acostumbrados, lo diferente, está presente con toda su potencia la inagotable creatividad humana.

3 comentarios:

  1. Lo interesante es cuando descubres que el cine aún puede sorprenderte y que una historia puede contarse siempre de muchas formas. Pero la realidad es que la mayoría de las películas que estamos acostumbrados a ver en las salas de cine, son las que nos recetan las grandes productoras. Hay un «filtro» que evita en muchas ocasiones que algunas producciones se realicen, por que no cumplen con las «expectativas comerciales». Por ello el buen cine es como la buena literatura, y es realmente especial, cuando logran pasar ese «filtro comercial», pues una vez lo hacen, serán obras accesibles para las masas; pero si no logran, permanecerán reservadas para algunos cuántos amantes del cine independiente.

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  2. UMMMMM,LO QUE DICE PABLO ES MUY CIERTO,AHORA,SI EL CINE INDEPENDIENTE CREO,ESA SORPRESA EN TI,SIGNIFICA,QUE VALIO LA PENA,POR QUE ESA ES LA IDEA DEL CINE,PRIMERO ATRAPARTE EN EL GUION,LA HISTORIA,EN EL DESENLACE DE MANERA QUE PUEDAS AL MENOS DEDUCIR,O SEA USAR TU CONNOTACION,QUE ES VER MAS ALLA DE UNAS SIMPLES SECUENCIAS DE IMAGENES,PERO DESCOLOCARTE EN EL FINAL DE TAL PELICULA,PARA,AL MENOS ESO CREO YO,HACER ALGO COMPLETAMENTE DIFERENTE QUE ES ACOSTUMBRAR A LA GENTE A ALGO QUE NO ESTABA EN LOS PLANES. HOY DIA,EL CINE,TE SORPRENDE POR SUS EFECTOS ESPECIALES,SU SONIDO,LOS ACTORAZOS,PERO LO MAS IMPORTANTE ES EL DESARROLLO DEL GUION,Y LA CALIDAD DE LA HISTORIA QUE DEBE SER INTERESANTE Y MUY BIEN TRABAJADA. UNA PELICULA QUE ME DESCOLOCO, FUE SEXTO SENTIDO,SE QUE FUE MARKETIZADA POR LAS GRANDES PRODUCTORAS,PERO,MOSTRO UN FINAL DIFERENTE A LA CUALES MUCHOS YA TENIAMOS PENSADOS.

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  3. Yeru, hace tiempo no te leía, siempre me maravilla la manera en que te expresás (me atrevo a decir que es tu arte). Es lindo ver que hayas tenido esa evolución, las cosas nuevas refrescan la mente y ponen a funcionar los mecanismo. Al igual que vos, solamente veía todo lo que se vendía y se conseguía fácilmente, y sólo este año comencé a interesarme realmente por el cine (gracias a un querido amigo muy conocedor de este ámbito).

    En algún momento, si quieres, puedo recomendarte algunas películas que quizá te gusten. Aunque ahora no me aguanto las ganas y te sugiero que veas Léolo, es probable que te guste (un niño, escribir como escape, locura y hechos impredecibles). Si la ves, me comentas luego qué tal te pareció.


    PD: Amé la referencia a Auf der anderen Seite, espero hayas visto las otras dos películas que conforman la trilogía de Fatih Akin!

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